Tratamientos del suelo pélvico: opciones no hormonales que funcionan
Te contamos qué opciones existen para fortalecer y rehabilitar el suelo pélvico durante la menopausia.
Cuidar el suelo pélvico es cuidar la base del bienestar femenino. ¿Por qué? Es que ese conjunto de músculos y ligamentos sostiene órganos vitales como la vejiga, el útero y el recto; y tiene un papel esencial en la postura, la continencia y la vida sexual. Con el paso del tiempo, los embarazos o los cambios hormonales puede debilitarse generando incomodidad, especialmente al llegar a la menopausia. En este artículo, repasamos los tratamientos de suelo pélvico no hormonales que existen.
Un equilibrio que cambia con el tiempo
Durante la menopausia (en especial, aunque no forzosamente, en mujeres que han tenido embarazos y partos), la pérdida de estrógenos y la tensión acumulada pueden hacer que el suelo pélvico pierda elasticidad y tono. Es entonces cuando pueden aparecer pequeñas pérdidas de orina, sensación de peso o molestias durante las relaciones sexuales.
Estos cambios son frecuentes, pero no irreversibles. Con acompañamiento profesional y constancia, se puede recuperar la función muscular y el bienestar íntimo sin recurrir a hormonas ni cirugía.
Fisioterapia pélvica: recuperar la fuerza desde adentro
La fisioterapia es el pilar principal de los tratamientos de suelo pélvico no hormonales. Todo comienza con una valoración personalizada para entender cómo funciona tu musculatura y adaptar las técnicas a tus necesidades.
Algunas de las más utilizadas son:
- Ejercicios de Kegel: fortalecen los músculos responsables de la continencia y el soporte interno.
- Ejercicios hipopresivos, que combinan respiración y postura para activar la zona abdominal y pélvica.
- Terapia manual o miofascial, que ayuda a aliviar tensiones y mejorar la movilidad cuando hay rigidez o dolor.
- Reeducación postural y neuromuscular, porque el suelo pélvico no actúa solo: trabaja junto al abdomen, la espalda y la respiración.
Con práctica regular (al menos tres veces por semana), los resultados se hacen visibles en pocas semanas, mejorando el control y la sensación de estabilidad.

Tecnología que potencia los resultados
En algunos casos, puede ser útil incorporar tecnologías médicas que refuercen el trabajo muscular de forma cómoda y no invasiva.
- Electroestimulación: utiliza impulsos eléctricos suaves para activar las fibras musculares del suelo pélvico.
- Biofeedback: ayuda a visualizar la actividad muscular durante los ejercicios, corrigiendo la técnica y mejorando la conciencia corporal.
- Silla EMSELLA®: genera miles de contracciones musculares profundas en una sesión de 30 minutos. No requiere esfuerzo, anestesia ni recuperación, y permite retomar la rutina diaria al instante
¿Notas un peso o bulto en la vagina? Se llama prolapso.
¿Notas un peso o bulto en la vagina? Se llama prolapso.
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Tratamientos de suelo pélvico según cada necesidad
Cada cuerpo es único. Por eso, el tratamiento debe adaptarse a la causa del síntoma y al estado del tejido, combinando distintas técnicas cuando es necesario:
Debilidad o hipotonía: ejercicios de Kegel, electroestimulación o Silla EMSELLA®.
Tensión o dolor pélvico: terapia manual, liberación miofascial y respiración diafragmática.
Incontinencia urinaria leve: ejercicios funcionales combinados con biofeedback o estimulación electromagnética.
Prolapsos leves o sensación de peso: ejercicios adaptados y reeducación postural.
Contar con la valoración de un especialista es clave para definir la combinación más adecuada en cada caso. Más allá de fortalecer los tejidos, el objetivo del tratamiento es recuperar la coordinación, la conciencia corporal y la confianza en el propio cuerpo, para que el suelo pélvico vuelva a funcionar de forma natural y sin dolor.
¿Cuándo consultar con un especialista?
Algunos signos que pueden indicar que es momento de una valoración profesional son: pérdidas de orina al reír, toser o hacer ejercicio, molestias o dolor durante las relaciones sexuales, sensación de peso o presión en la zona vaginal, dolor pélvico persistente o dificultad para vaciar la vejiga.
Acudir a un profesional a tiempo permite abordar el problema de forma preventiva y evitar que avance. En la mayoría de los casos, los tratamientos de suelo pélvico no hormonales para el son sencillos, cómodos y se integran fácilmente en la rutina, ofreciendo resultados eficaces y duraderos, especialmente cuando se combinan con hábitos saludables como una buena postura, actividad física moderada y ejercicios de conciencia corporal.
Cuidar el suelo pélvico no es solo un aspecto médico, es también una forma de reconectarte con tu cuerpo. Con acompañamiento profesional y tecnología adecuada, es posible recuperar el control, la fuerza y la confianza que siempre estuvieron ahí.